De acuerdo a un informe realizado por el Centro de Estudios de la Unión Industrial Argentina, las primeras semanas del Aislamiento Social, Preventivo y Obligatorio (ASPO) de marzo tuvieron un fuerte impacto en el entramado productivo industrial, justo cuando comenzaba a mostrar ciertos atisbos de mejora.
En marzo, la actividad industrial registró una fuerte caída de -13,9% i.a. y de -16,8% mensual en la medición desestacionalizada. Así, en el 1° trimestre se acumuló una baja de -4,9% i.a. Los datos preliminares de abril muestran un impacto aún mayor en la producción industrial.
Se trata de la mayor caída mensual de la serie (que inicia en 1995) y la producción fue la más baja desde diciembre de 2004. Los niveles de actividad desestacionalizados de algunos sectores se encuentran como a mediados de la década del 90.
Además del impacto que está teniendo la pandemia en el mercado local, hay una fuerte contracción de las exportaciones industriales. Según los datos de abril, la caída de exportaciones a Brasil fue de -40,6% i.a., alcanzando los USD 539 millones, el valor más bajo desde 2005.
El desempeño de marzo se explicó por la contracción en sectores que arrastraban situaciones complicadas, como son la producción de minerales no metálicos, la industria automotriz, la metalmecánica y la textil. El resto de los sectores presentó caídas más moderadas.
Las perspectivas para la industria siguen afectadas por el complejo contexto mundial generado por el COVID-19. Si bien en mayo se fue habilitando la producción en algunas regiones del país, las empresas aún enfrentan una muy baja demanda tanto interna como externa y serias dificultades en materia de financiamiento y sostenibilidad de las empresas.
Así, en el primer trimestre del año se acumuló una baja de -4,9% respecto a igual período de 2019.
En cuanto a las medidas de ayuda financiera al sector productivo, las cuales son fundamentales en este contexto de emergencia sanitaria y económica, la última encuesta realizada por la UIA, refleja muchas dificultades para acceder a los programas anunciados y que el 81% de las firmas no pudo cobrar cheques en abril.
En líneas generales, las empresas atraviesan una fuerte interrupción de la producción y de las ventas. Esto se refleja tanto en las empresas que fueron declaradas afectadas en los términos del Programa de Asistencia a la Emergencia y a la Producción (Programa de ATP) como en el resto (no afectadas o esenciales), por lo que empresas de todos los sectores, tamaños y regiones están complicadas.
Si bien la tasa de Adelantos en Cuenta Corriente promedió 18% durante la primera quincena de mayo (se redujo 5.523 puntos básicos respecto a un año atrás) y se ubica muy por debajo de la inflación, el stock de crédito sigue cayendo en la comparación interanual. En abril se contrajo 17% el total (en pesos y dólares) y cayeron 6,3% los préstamos en pesos.
“En la actual coyuntura de aislamiento social, preventivo y obligatorio, el corte de las cadenas de pago impacta principalmente a las pymes” sostiene el informe e indica que “en ese sentido, en abril el volumen de cheques rechazados alcanzó el 11,2% de las transacciones cursadas durante el mes”.
Estos datos, advierten, “resultan alarmantes si se tiene en cuenta que es la proporción más alta desde noviembre 2007, cuando los cheques rechazados representaron 4,3% del total de transacciones”.
Para aliviar esta situación se han tomado distintas medidas, como la imposibilidad de las entidades de aplicar multas ni cargos por los cheques rechazados ni de inhabilitar cuentas hasta el 30 de junio. “Sin embargo, este escenario probablemente empeore ante la grave situación financiera de las firmas que se espera para los próximos meses”, afirma el estudio.