El presidente de la Unión Industrial de la Provincia de Buenos Aires, Martín Rappallini, se refirió al acuerdo entre la Unión Europea y el Mercosur y aseguró que “es el puntapié inicial del proceso de modernización e integración que tiene que realizar la Argentina para caminar hacia el crecimiento y el desarrollo”, dijo el industrial y sostuvo que “los últimos diez años demuestran que el aislamiento nos conduce al estancamiento: el país no creció, no generó empleo privado ni aumentó sus exportaciones”.
Según el empresario, “el acuerdo que acaba de alcanzarse nos brinda una inmejorable oportunidad para remover todos los obstáculos internos que traban nuestro desarrollo, y eliminar todas las distorsiones que arrastra nuestra economía”. El presidente de la UIPBA señaló que esta agenda de debe incluir un diálogo intersectorial que “nos permita una revisión del sistema impositivo y de los costos laborales, con el fin de convertirnos en un país competitivo en el largo plazo”.
Rappallini afirmó que es necesario aumentar las exportaciones, lo que traería el doble beneficio de “aumentar la demanda de trabajo privado y aumentará el ingreso genuino de dólares al país. De esta manera, ganar competitividad redundará en beneficios directos para todos los trabajadores y ayudará a construir una economía nacional que abandone los históricos ciclos negativos derivados de la falta de divisas”.
Sobre los tiempos del acuerdo rescató que “en principio, tenemos entre dos y tres años hasta su aprobación y luego comenzará un proceso de adaptación que va hasta los 15 años para los sectores más sensibles”.
“Es importante destacar que los negociadores argentinos respetaron e hicieron pesar en el acuerdo, todas las conclusiones surgidas de las decenas de reuniones sectoriales realizadas durante los últimos años. El documento tuvo en cuenta a los sectores más sensibles, a los que les otorgó un mayor tiempo de adaptación, mediante aranceles que evitarán el libre ingreso de productos europeos durante una década y media”, dijo el empresario.
De acuerdo al análisis de Rappallini “durante los primeros años, el Mercosur se verá especialmente favorecido, ya que los europeos se han comprometido a eliminar aranceles para un 76% de las importaciones provenientes de nuestros países, mientras que nosotros quitaremos estos impuestos sólo a un 13% de los productos y servicios que compramos a la Unión Europea”.
“Otro rasgo fundamental- dijo- es que el bloque europeo dispondrá un fondo para que las empresas del Mercosur puedan reconvertirse y adaptarse al nuevo escenario. Se trata de un punto no menor, ya que las empresas argentinas podrán así acceder a la compra de bienes de capital de última tecnología para transformar sus matrices productivas, a tasas sustancialmente menores de las que podrían obtener en el mercado local”.
“Otro dato a considerar es que el acuerdo se ha firmado con un bloque que paga salarios altos y tiene reglas comerciales claras, lo cual permitirá a los empresarios del Mercosur contar con una adecuada certidumbre en cuanto a las reglas de juego, sabiendo que los países europeos no habilitarán la instalación de factorías con mano de obra barata para bajar sus costos, estrategia que siguen algunas naciones asiáticas”, dijo, en este sentido también señaló que “Argentina perdió mucho tiempo mientras el resto del mundo avanzaba. Este acuerdo nos da tiempo para adaptarnos, pero nos pone ante el desafío de trabajar en acuerdos tripartitos entre Estado, trabajadores y empresarios, para comenzar una imprescindible transformación económica y volvernos competitivos”.
De acuerdo a lo expresado por el dirigente, “la agenda de integración deberá incluir un arduo trabajo de transformación en materia tributaria, laboral, burocrática, logística, portuaria y aduanera, para dejar atrás todas las mochilas que hoy frenan el crecimiento del sector privado”.
Rappallini cerró su mensaje afirmando que “estamos ante una oportunidad que no podemos desaprovechar. Su sentido y sus objetivos deben estar por encima de la “grieta” y convertirse en una verdadera Política de Estado. Por sí solo, el acuerdo no transformará nuestra realidad, pero tiene la virtud de colocarnos ante un espejo que nos incomoda: la Argentina actual no está lista para competir. Por ello, todos los que tenemos relación con el mundo de la producción, debemos enfocarnos fuertemente en mejorar la productividad de los distintos sectores de nuestra economía, para estar a la altura de las circunstancias e ingresar, por fin, a la senda del desarrollo”, concluyó.