DE PARQUES GOBIERNOS INSTITUCIONES

EL FUTURO DEL TRABAJO EN LA AGENDA DE LOS LÍDERES DEL MUNDO

La Organización internacional el trabajo cumple este 2019, cien años desde su creación y lo conmemoró con un intenso debate sobre el futuro del trabajo, en un abordaje del que participaron unos 6 mil delegados del todo el mundo, con el afán de encontrar entre todos y todas, propuestas sustentables en virtud de proteger y desarrollar el trabajo sustentándose en tres ejes fundamentales: igualdad, sostenibilidad y crecimiento.
Este debate fue el tema central de la 108° conferencia de la OIT realizada Ginebra, entre los días del 10 al 21 de junio último.

La discusión giró en torno a los cambios que transforman en la actualidad el mundo laboral y el rol que cada actor debe ocupar para “ aumentar la inversión en las capacidades de las personas, revitalizar y consolidar las instituciones que regulan el trabajo, así como hacer inversiones transformadoras a favor de empleos decentes y sostenibles”, de acuerdo a los planteamientos de la OIT.


Previo a la Conferencia, la OIT presentó y circuló un documento clave en el que delinea una serie de recomendaciones tendientes a garantizar el empleo en el mundo, así como la protección social desde el nacimiento hasta la vejez y el derecho al aprendizaje permanente; en este sentido, durante la conferencia anual sus representantes indicaron que es preciso alcanzar un pacto de justicia social frente a los desafíos que vienen. En tal sentido han indicado que en materia laboral, es preciso crear unos 344 millones de empleos en todo el mundo antes del 2030, además de los 190 millones que se requieren para acabar con el desempleo actual; pero estos deben responder a la nueva coyuntura, que llevará el sello de los avances tecnológicos, como la inteligencia artificial, la automatización y la robótica, que crearán nuevos puestos de trabajo.


Durante la apertura del evento, el Director General de la OIT, Guy Ryder, sostuvo que el mundo del trabajo “enfrenta los cambios más profundos y transformadores observados en 100 años”, en este sentido convocó a todos los representantes reunidos en la Conferencia Internacional del Trabajo (CIT) a asumir su responsabilidad para hacer frente a este desafío.


Precisamente, por eso los esfuerzos deberían estar dirigidos a aumentar la inversión en las capacidades de las personas, revitalizar y consolidar las instituciones que regulan el trabajo, así como hacer inversiones transformadoras a favor de empleos decentes y sostenibles
En esta medida señala, por ejemplo, que en la proporción en que se alcancen mayores niveles de ecologización de las economías será necesario implementar prácticas sostenibles y tecnologías limpias, que inevitablemente incidirán en la eliminación de puestos de trabajo, en industrias basadas en el carbón y el uso intensivo de recursos, es ante esta disyuntiva que los Estados y los referentes de la economía deben estar preparados para generar nuevos empleos primando el desarrollo y potenciación de las capacidades de las personas para lograr establecer justicia social en materia de empleo, en todos los órdenes y niveles de formación.


Este desafío requiere del sólido compromiso, tanto de gobiernos, como de trabajadores y empleadores, así como de las instituciones educativas, que serán las que tengan la enorme responsabilidad de generar ambientes de aprendizaje, en tal sentido la OIT ha sido taxativa en cuanto a qué se necesita para que esto se efectivice, básicamente financiamiento por parte de los Estados. Esto es un serio llamamiento a atender a los sectores cuya fuente de trabajo está previsto que en el mediano plazo pueda ser reemplazada por herramientas tecnológicas y que dejaría, de no mediar una pronta intervención, fuera del mercado laboral a trabajadores de diversos ámbitos, como el agrícola o empleados rurales cuyos promedios escolares por lo general son de nivel básico y que inevitablemente enfrentarán una enorme vulnerabilidad por lo que será indispensable que los gobiernos e instituciones desarrollen medidas para atenderlos.


También en materia de trabajo y tecnología, se espera que las empresas formen a su gente y les orienten en el impulso de capacidades. Para ello también serán necesarias políticas de Estado e iniciativas públicas en conjunto con el sector productivo y empresarial para atender a la fuerza de trabajo.


La OIT recomienda el establecimiento de una garantía laboral universal que respete límites máximos de horas de trabajo, protección en seguridad y salud. Así como una mayor autonomía sobre su tiempo para conciliar vida y trabajo.


La formación sigue siendo una herramienta de altísimo valor, tanto a nivel profesional, técnica media y educación superior. Las demandas del mundo laboral pasan principalmente por áreas vinculadas a las ingenierías, matemáticas, ciencias de la información, software, robótica, desarrollo de inteligencia artificial, muchas de las cuales requieren de formación y actualización.


La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) ha revelado que “cuatro de cada diez empleos creados actualmente están vinculados con este sector, mientras que un 14% de la fuerza de trabajo se encuentra en riesgo de ser desplazada por la tecnología y otro 32% se verá afectado”, esto es poco menos de la mitad de la fuerza laboral del mundo, afectada directamente por la incidencia de tecnologías.


Durante la semana se adoptó, además, un nuevo Convenio y una nueva Recomendación para hacer frente a las situaciones de violencia y acoso en el lugar de trabajo. El objetivo de la nueva norma internacional del trabajo es proteger a trabajadores y empleados, con independencia de su situación contractual, incluidas las personas que realicen actividades de capacitación, pasantías y formación profesional, los trabajadores cuyo contrato se haya rescindido, las personas que realicen labores de voluntariado o busquen trabajo, y los solicitantes de empleo. En virtud de la norma se reconoce que “individuos que ejercen la autoridad, las funciones o las responsabilidades de un empleador” también pueden ser objeto de casos de violencia y acoso.
En la penúltima jornada de la Conferencia, se se llevóa cabo una discusión basada en el credo de la Organización Internacional del Trabajo: “Si deseas la paz, cultiva la justicia social”. “El trabajo de la OIT, y de su Conferencia, está dirigido a recordar a los Estados que si no hay justicia a nivel internacional, no puede haber paz”, expresaron el actual director de la OIT y dos de sus antecesores.


Los interrogantes en torno a cómo motivar al mercado laboral para que este sea un instrumento de justicia en una sociedad, así como el rol necesariamente activo de los Estados y las instituciones educativas fueron los puntos claves sobre los que se ha sustentado este trabajo que deja ha dejado en evidencia, que el mayor desafío de los próximos años pasará por revertir las desigualdades laborales, ampliar las opciones disponibles de trabajos, y mejorar la calidad de vida de los trabajadores, para que los empleos del futuro se piensen con las personas trabajando en ellos.