El 2024 ha sido un año de altibajos para las pequeñas y medianas empresas argentinas, que han enfrentado un panorama económico desafiante. En este contexto hemos consultado a Juan Latrichano, economista y docente con vasta experiencia en el análisis de la realidad económica argentina, quien reflexionó sobre los principales factores que marcaron el devenir productivo en el país durante este año y las perspectivas que se abren hacia 2025.
«Para las PYMES, el 2024 se ha vivido de manera pésima», sostuvo Latrichano, resaltando el descontento generalizado que afecta a este sector clave de la economía nacional. A su juicio, uno de los principales reclamos ha sido la falta de competitividad interna debido a las condiciones macroeconómicas, un sentimiento que también comparten instituciones como la Unión Industrial Argentina (UIA), que ha alzado su voz respecto a la situación.
Uno de los problemas más destacados por Latrichano es el atraso cambiario y la apertura “indiscriminada de la economía”. «La eliminación virtual del Impuesto PAIS ha dado lugar a una penetración de productos importados que compiten en condiciones mucho más ventajosas frente a nuestra producción», expresó el economista, quien expresó que esto ha afectado negativamente la competitividad de la industria nacional, especialmente a las PYMES.
En cuanto a las expectativas para el próximo año, Latrichano fue claro: «La perspectiva para 2025 es que las cosas van a mantenerse en estos términos». En su análisis, no vislumbra grandes cambios en el corto plazo, lo que genera un panorama de incertidumbre y preocupación para quienes lideran las pequeñas y medianas empresas en el país.
Uno de los puntos más controvertidos en su reflexión fue el tema de la devaluación. A pesar de los rumores y las presiones que vienen de diversos sectores económicos, Latrichano considera que «no hay posibilidad de que se hable de una devaluación compensada en modo productivo».
Mientras el 2024 llega a su fin, las PYMES argentinas siguen lidiando con un panorama incierto, marcado por desafíos que parecen estar lejos de resolverse. Para Latrichano, la clave del futuro radica en replantear las políticas económicas con un enfoque más equilibrado, que brinde mayor apoyo a la producción local, sin sacrificar el crecimiento de sectores clave como el agro. Sin embargo, la falta de señales claras desde el gobierno y la creciente competencia internacional mantienen a muchos empresarios en un estado de alerta.
«Las expectativas son malas», concluyó con un tono pesimista respecto a las políticas económicas que podrían adoptarse en el futuro cercano.