El seminario Educación técnico-profesional e inclusión laboral para una mayor igualdad en América Latina y el Caribe fue inaugurado por Alicia Bárcena, Secretaria Ejecutiva de la CEPAL; Erland Skutlaberg, Encargado de Negocios a.i. de la Embajada de Noruega en Chile; y Juan Manuel Santa Cruz, Director Nacional del Servicio Nacional de Capacitación y Empleo (SENCE) de Chile.
El ámbito de la formación y educación técnico-profesional, actualmente en renovación y reformulación en América Latina, es un espacio donde se vinculan más directamente los desafíos de educación, de trabajo y de desarrollo productivo de los países, explicó Bárcena.
Según datos de la CEPAL, en promedio cerca del 60% de los jóvenes de entre 20 y 24 años de la región ha concluido la educación secundaria, cifra que varía entre niveles casi universales en países como Chile y Perú y niveles de conclusión muy bajos en países de Centroamérica. La educación terciaria, en tanto, sigue siendo el cuello de botella: solo alrededor del 10% de los jóvenes de entre 25 y 29 años la culmina.
Al analizar datos de 17 países, el organismo concluyó que el ingreso de los hogares alrededor de 2016 podría haber sido hasta 25% superior si los adultos de entre 25 y 55 años en cada uno de ellos, hubiera completado la educación secundaria.
“Para reducir la pobreza y la desigualdad y aumentar el ingreso de los hogares es importante impulsar políticas públicas complementarias de inclusión laboral y de protección social”, enfatizó Bárcena.
Necesitamos una mirada estratégica, con medidas de corto y largo plazo, en el contexto de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, subrayó la Secretaria Ejecutiva de la CEPAL.
El encuentro tuvo activa participación de representantes argentinos, en el caso de la Unión Industrial Argentin, sus representantes participaron del seminario CEPAL sobre formación técnico-profesional e inclusión laboral, y la entidad se acopló la construcción de la agenda integral para la Cuarta Revolución Industrial, complementando eficiencia y equidad social. El desafío es crear los empleos del futuro y que estos sean creadores de más trabajo que los que emplean aquellos que en el futuro, producto de los cambios y la evolución tecnológico, desaparecerán.